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El coito no se exige, se estimula.

La sexualidad matrimonial, estará sujeta a estas tres constantes: Estímulo, interés y pasión. Es de advertir, que son constantes y no variables; pues la falta de alguna de ellas, puede derivar en insatisfacción sexual. La libido o pasión, impulsará a estimular a su cónyuge para despertar el interés. Esta acción se hace más comprensible con la descripción de las cinco fases del coito:

  1. Deseo (sexual): sentimiento de apetencia que exige la intervención de la voluntad para dirigir la acción hacia la posesión, conocimiento o disfrute de algo. Se trata pues, de un impulso asociado a la idea de un objetivo. Es la fase de excitación de uno de los cónyuges. 

  2. Excitación: provocar o estimular deseo o pasión, despertar deseo sexual; en esta fase el cónyuge excitado procura excitar o estimular a su pareja a fin de tener intimidad sexual, es la fase de seducción; el hombre utiliza los halagos, detalles y palabras subidas de tono a fin de despertar el deseo sexual en su esposa, aprovechando la “debilidad” de la mujer que es el “oído”; la mujer seduce mostrando parte de su cuerpo o con ropa sugerente, además de ducharse y ponerse una fragancia, también aprovechando la debilidad del hombre: “la visión”; es importante resaltar que el hombre no ocupa mucho para llegar a la fase de la excitación.

  1. Meseta: se dice de la altura máxima en excitación, cuando los cónyuges están listos para consumar el coito; es recomendable que la fase de deseo y excitación se desarrolle en tiempo y forma, es decir, las caricias, abrazos, etc. A fin de estimular los órganos sexuales para el coito, a ese punto específico se le llama meseta; el seguir estas indicaciones garantiza que el coito será placentero, ya que habrá la debida lubricación y se fundirán en pasión.

  2. Orgasmo: culminación del placer sexual a través de eyaculación, es necesario comprender que, tanto el hombre como la mujer, tienen derecho a sentir la plenitud y satisfacción sexual, por esta razón los dos deben esforzarse por complacer a su cónyuge; la intimidad no es un acto egoísta de autocomplacencia, no, es para que los dos cónyuges disfruten de la sexualidad.

  3. Refractario: es la fase final de la intimidad, cuando los órganos sexuales rehúsan a continuar cumpliendo su función; es recomendable, que aquel acto de amor se culmine con caricias, con palabras que estimulen a su cónyuge.

Premisas sobre la sexualidad

  • El coito, es un arte que se perfecciona con la práctica.
  • Para recibir placer, primero hay que estimularlo.
  • La autoexploración, es primer paso para la plenitud sexual.
  • El coito, es la máxima expresión del lenguaje no verbal.
  • El egoísta, busca su satisfacción sexual; el altruista, busca la plenitud sexual de su cónyuge y ambos escalan la cima. 
  • La sexualidad es mágica y placentera, siempre y cuando se aprenda el arte de la seducción. 

Enrique Peñalba | Terapeuta y Consejero Matrimonial
20/05/2021

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