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EL DECÁLOGO DE LA CONVIVENCIA MATRIMONIAL

1. ¡No grites a tu cónyuge!
Los gritos son parte del lenguaje agresivo, que al final del día solo provoca irá y severidad, siendo éstos los causantes de la violencia intrafamiliar. Por consiguiente, es preciso utilizar un lenguaje asertivo, en el que se proponen soluciones a los conflictos.

2. ¡No uses términos despectivos!
Cuando un individúo está enfadado con su cónyuge, siente una enorme frustración e irá, por lo que trata de desplazarla a través de insultos, burlas y palabras despectivas para calmar su angustia y malestar. Sin embargo, dañando a su cónyuge, se daña a sí mismo; ya que la estabilidad Matrimonial, otorga estabilidad emocional. Además, cada palabra despectiva que se diga a su esposo(a) se puede convertir en realidad.

3. ¡Nunca compares a tu cónyuge con otras personas!
Uno de los errores fatales, es comparar a un individúo con otro, dado que no existe punto de comparación entre uno y otro; todos los seres humanos somos distintos, con virtudes y defectos. Sobre todo, con gran capacidad para mejorar cada día.

4. ¡No descuides tu intimidad sexual!
La sexualidad es una columna de oro de todo Matrimonio, por consiguiente, no se debe descuidar. Tal como explica Pablo de Tarso: «El hombre y la mujer cumplan su deber conyugal» debido que la intimidad es la expresión más pura del lenguaje del amor. Cuando existe un descuido en este aspecto, se desestabiliza la relación matrimonial, facilitando la infidelidad y por ende el divorcio.

5. ¡Se amable y Cariñoso!
El amor matrimonial es semejante a un jardín que debe de ser cuidado en tiempo y forma. Los detalles, la amabilidad, los gestos nobles y atención, son parte de los estímulos que deben de generarse para que el matrimonio este nutrido y estable.
Hay un refrán que resa: «El que tiene tienda que la atienda»

6. ¡Nunca pongas a tus parientes antes que a tu cónyuge!
Si bien es cierto, los parientes (padre, madres, hermanos, etc.) Son parte fundamental de la vida de un individuo, no obstante, en el momento que te uniste en matrimonio, iniciaste una nueva familia. Por ello, dijo Jesús de Nazareth: «Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne». Por consiguiente, tu prioridad es tu esposo(a).

7. ¡Dedica tiempo de calidad!
Si bien es cierto que los días se han acortado, de tal manera que las 24 horas no alcanzan para cumplir con todo lo planificado. El trabajo y los oficios absorben el tiempo y nos desgasta; no obstante, hay que planificar y distribuir el tiempo, gestionando un tiempo de calidad para dedicarlo a tu cónyuge.

8. ¡No dejes de decirle cuánto le amas!
El amor se debe fomentar todos los días. Si bien es cierto, tu cónyuge ya sabe que le amas, no está demás decírselo al despertar y antes de dormir. Que la expresión «Te amo» sea lo primero que escuche por la mañana, seguido de un beso y antes de dormir que lo vuelva a escuchar. Por supuesto, que vaya acompañado de acciones generosas, pues se puede decir: te amo, con lenguaje no verbal.

9. ¡Honra a tu cónyuge!
Es de suma importancia honrarse el uno al otro, esto implica, no hablar mal de tu esposo(a) a sus espaldas.

10. ¡Se agradecido!
La gratitud: es la virtud de la abundancia, entre más agradeces, más recibirás. Es por ello, que debes agradecer todo lo bueno que hace tu esposo(a) por tí. Agradecerle por estar contigo en todo momento, por su amor, por su dedicación, por todo…

Busca a Dios en oración y tú Matrimonio será bendecido.

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